Hasta hace unos años, al menos, el público chino se podía entretener con una disputada Superliga, sobre todo cuando los equipos comenzaron a fichar a viejas glorias tanto en el terreno de juego como en los banquillos, gastándose más que muchos grandes de Europa. El presidente chino, Xi Jinping, amante del fútbol, tiene un plan para revertir el desastre y que la selección de China pueda pelear por algún Mundial antes de 2050: 112.000 millones de euros para tener 50.000 academias de fútbol infantil en 2025 y 70.000 en 2030 con 10.000 alumnos en cada una.