Costa relata que a aficionadas del Corinthians inscritas en alguna barra brava a veces se les prohíbe viajar fuera con el equipo con la excusa de que es «un partido peligroso». Una misión imposible que muchas veces les obliga a comprar equipaciones de la sección infantil. Todas coinciden en destacar que una parte de la responsabilidad de estas actitudes sexistas está en los propios clubes brasileños, en cuyos equipos directivos aparecen mujeres contadas con los dedos de una mano, lo que provoca que sean olvidadas a la hora de planificar las estrategias comerciales.